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Lo llamé, no contestó, lo busqué y no apareció. No comprendía lo que estaba sucediendo, no podía entender cómo se había ido sin dejar ni una sola huella. Bueno, huellas dejó, y muchas, horribles y grandes. Pero se alejó, quizá lo descuidé. Sí, fue eso. Mentira. Lo amé, me amaba. Quizá alguien lo secuestro, algún otro pobre corazón en busca de un poco de amor. Pero pobre. Aún no entiendo cómo puede existir gente tan ingenua, tan falsa, tan entregada, tan confiada, tan patetica, tan estúpida, tan.
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